Soy un hombre de 24 años que, gracias a la terapia con Cipsia psicólogos y a mi esfuerzo, ha logrado superar el miedo a acudir al dentista.Durante cerca de seis meses estuve padeciendo un intenso dolor dental que cada vez iba a más, lo lógico quizás habría sido haber acudido al dentista con los primeros síntomas ya que, sin duda, se habría solucionado con rapidez y sin apenas problemas, pero, debido a malas experiencias en mi infancia, el simple hecho de oír la palabra dentista ya me daba miedo, de hecho, esa palabra ya no formaba parte de mi vocabulario.
Sin embargo, al ir pasando el tiempo y observar que el dolor dental iba cada vez a más y que, a pesar de hacer algunos tratamientos a nivel de farmacia, la situación no se solucionaba, pues, de acuerdo con mis psicólogos, decidí probar a hacer una desensibilización sistemática (DS)
Esta técnica consiste en enumerar una serie de situaciones que provocan el miedo (Por ejemplo, el hecho de llamar para pedir cita, que te metan aparatos de dentista en la boca…) y puntuar cada ítem en una escala.Cuando ya tenemos la escala hecha y, a través de la respiración diafragmática, poco a poco vamos imaginando la situación que provoca el miedo (En este caso, acudir al dentista)Así es que, el día que tocó acudir a la cita, iba más o menos tranquilo ya que, aunque reconozco que ganas de ir no había muchas, sí que es cierto que tenía ciertas esperanzas en que el dolor dental que estaba entorpeciendo mi vida y, por tanto, la terapia, pudiera desaparecer o, al menos, mitigarse.Por suerte, el dentista al que fui era bastante bueno y no tuvo problemas tanto en diagnosticar la situación como en realizar el tratamiento (Explicando con calma los pasos que iba a seguir para tratar de ayudarme a solucionar el problema dental)Fue también una suerte que mi problema dental tuviera solución sencilla, todo hay que reconocerlo, ya que uno de mis miedos era que no hubiera solución a la situación.Una vez que el problema dental está ya en vías de situación, lo que he podido aprender de todo esto es que, enfrentándose a los miedos, si realmente son situaciones que minan nuestra calidad de vida, es posible vencerlos y que la calidad de vida mejore enormemente.Eso sí, con esto que cuento, no pretendo obligar ni forzar a nadie a ir al dentista y tampoco voy a acosar a ninguna persona que lea este artículo (incluso aunque realmente necesite acudir al dentista porque pueda ser un problema de salud preocupante) para que acuda a una consulta de dentista; (simplemente espero que sirva como ejemplo de superación personal), ya que es una opción personal de cada uno el acudir o no y hay que respetarlo pero, eso sí, en caso de necesitar un dentista y/o tener miedo a ir, como era mi caso, sí puedo ofrecer consejo y/o ayuda (E incluso acompañar a la persona que lo necesite)Algo importante que me gustaría recalcar es que hay ciertos miedos que son racionales y que, por tanto, no necesitan ser superados; es importante saber distinguirlos de los irracionales.