Los problemas de conducta en niños son el principal motivo de consulta en psicología. Las conductas disruptivas en clase, las rabietas o los problemas de socialización de los niños, son un quebradero de cabeza para los padres. En el artículo de hoy queremos darte un par de “tips” sobre las causas de estos problemas de conducta y cómo afrontarlos.
Evaluación de los problemas de conducta
Si la situación nos preocupa y finalmente hemos decidido dar el paso de acudir a terapia, hay que tener en cuenta varias cosas:
- Lo primero que hay que realizar es una evaluación de la problemática del niño.
- En la primera sesión de evaluación solo acudirán los padres. Hay que hacer hincapié en esto porque muchas veces suele resultar chocante ya que tendemos a cuestionar por qué tenemos que acudir nosotros solos si el problema es del niño/a. En todo momento los padres son una pieza clave en el desarrollo de la intervención, si el niño acude a la primera sesión, que es donde se va a hablar sobre todo de la problemática que existe, este podría sentir que el problema se está proyectando en él, agravando la situación.
- Lo ideal es hacer una evaluación a 3. Esto quiere decir, que la evaluación tiene que hacerse directamente al niño, a la familia y a la escuela. Así podremos evaluar si los problemas de conducta se presentan en diferentes situaciones o no.
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Principales causas de los problemas de conducta
Existe una tendencia en los padres y madres de atribuir los problemas de conducta a causas biológicas (p. e. herencia genética) o a causas permanentes (p. e. rasgos de personalidad). Por el contrario, la investigación demuestra que la influencia del ambiente es lo más relevante en comportamiento infantil, más concretamente el aprendizaje y los estilos educativos de los padres:
- Estilo permisivo: padres poco exigentes, permiten a los hijos poner sus propios criterios y no fijan normas. Esto se refleja en una buena competencia social en el niño/a, pero bajo rendimiento escolar y problemas de conducta.
- Estilo autoritario: muy exigentes y poco receptivos. Buena competencia escolar, pero baja competencia social y muchos problemas emocionales.
- Estilo indiferente: son negligentes, poco exigentes y poco receptivos. Baja competencia social y escolar y altos problemas de conducta.
- Estilo democrático: es el más compensado. Es exigente pero receptivo. Buena competencia social y escolar y bajos problemas de conducta.
Como observamos gran parte del desarrollo de los problemas en la infancia, deriva de cómo se eduque al niño/a en diferentes áreas. De ahí la importancia mencionada de hacer una evaluación lo más extensa posible.
Estrategias para afrontar y prevenir los problemas conductuales
La principal estrategia para prevenir y afrontar estas situaciones es establecer normas y límites. Como padres tendemos a ver esto como una imposición y creemos que podemos a ser muy autoritarios con nuestro hijo/a. En realidad, las normas y límite son necesarias por lo siguiente:
- Los niños/as que no aprenden a esforzarse por conseguir las cosas se vuelven inconstantes, con poca tolerancia a la frustración y poca paciencia.
- Si les sobreprotegemos y no generamos autonomía en ellos, les inutilizamos.
- Las normas o límites no afectan a su personalidad. Ayudan a moldear su temperamento y autocontrol.
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A modo de consejo
Si tu hijo/a presenta problemas de conducta, no dudes en acudir a un especialista. Ellos te podrán ayudar con las pautas escritas aquí y enseñándote muchas más estrategias para poder reconducir la situación.
Artículo escrito por: Sergio Lozano