Comprendiendo la autoestima

¿Cómo entender la autoestima?

La autoestima es uno de los grandes referentes cuando hablamos de salud mental. Cuando alguien habla de tener buena autoestima pensamos rápidamente en sentirnos bien, cómodos y a gusto con uno mismo, cuánto nos queremos y valoramos. Por el contrario, cuando hablamos de problemas emocionales rápidamente acudimos a este término tan nuclear. “Estoy deprimido porque tengo baja autoestima”, “soy muy inseguro con mi pareja porque tengo mala autoestima”, “no soy capaz de hacer lo que me gusta por mi baja autoestima” y más frases de este estilo son las que inundan las bases de los problemas psicológicos.

Como vemos, la autoestima es uno de los factores más importantes en la salud mental. Sin embargo, también es uno de los temas más complejos a los que se enfrenta la psicología debido a su amplitud y la gran cantidad de acepciones diferentes que se usan.

La autoestima es un término subjetivo y muy particular de cada persona. Lo que nos suba la autoestima a unos puede ser lo que más les afecte a otros, por lo que no se puede buscar una definición universal concreta. De esta forma, merece la pena entenderla como una parte importante de las causas de nuestro comportamiento y de nuestros pensamientos, pero también como una consecuencia que depende de lo que hagamos y de las situaciones que vivamos.

Con esta perspectiva, es mucho más útil hablar de lo que puede afectar a la autoestima y de los factores que más impacto negativo pueden llegar a tener en la visión de nosotros mismos.

Conducta y autoestima

La conducta es una de las partes fundamentales que pueden influir en la autoestima (¡y viceversa!). Es habitual que pensar en personas pasándoselo bien de fiesta, bailando, hablando con esa persona que les gusta o afrontando situaciones difíciles como resultado de tener buena autoestima, pero esto muchas veces también funciona al revés.

Cuando una persona sufre de inseguridades o de ansiedad, es habitual que intente evitar ciertas situaciones o hagamos cosas para evitar sentir estas emociones, como no ir a la playa por miedo a cómo nos vean los demás, cancelar planes sociales o incluso no ser capaz de ir a trabajar. Todas estas conductas de evitación son muy útiles a corto plazo, salvándonos de la ansiedad que nos produciría algo así, pero también hacen que no se experimentes sensaciones positivas por haber hecho esos planes con amigos, ir a la playa o terminar el último informe en el trabajo y quedarte con la sensación del trabajo bien hecho. Estas sensaciones positivas son las que, a largo plazo, construirán una mejor autoestima y facilitarán mucho estas actividades en un futuro.

Pensamientos y autoestima

Aunque sea la autoestima la que dirija la mayor parte de los pensamientos y no todo sea cuestión de actitud, es cierto que existen algunos estilos de pensamientos que agravan la forma que tenemos de ver las cosas, pudiendo distorsionar la realidad para mal o cargarnos con exigencias irreales.

Los estilos de distorsiones cognitivas más comunes se basan en el todo o nada, la sobre generalización y las obligaciones irreales o “debería”. Estos son pensamientos que llevan a interpretar la realidad de forma extrema, minimizando los éxitos y amplificando los fracasos, utilizando conclusiones o explicaciones generales para situaciones concretas o poniéndonos exigencias muy altas que nos orientan más a fracasar que a superarnos a nosotros mismos. Es momento de cambiar esta dinámica, intentando comenzar a prestar atención a lo que hacemos bien y siendo conscientes de nuestras propias limitaciones.

En estos casos, lo más útil es empezar a identificar qué pensamientos pueden estar llevando la balanza hacia la insatisfacción personal, el miedo o la culpa.

¿Cómo afecta a nuestro autoestima la comparación con los demás?

Situaciones y autoestima

Finalmente, cabe destacar la importancia que tiene el contexto en la construcción de una buena o mala autoestima. No todo depende de lo que hacemos o cómo vemos la realidad. Hay situaciones que son especialmente difíciles y pueden afectar muy gravemente a la autoestima sin poder cambiar nada en ese momento a pesar de nuestra actitud o herramientas.

En estas ocasiones, tampoco significa que no podamos hacer nada, si no que tenemos que aceptar la situación que vivimos en ese momento e intentar enfocarnos en lo que valoramos especialmente en nuestras vidas. El truco no consiste en eliminar lo malo para poder ser feliz, si no en ser capaz de lidiar con las situaciones negativas, ser capaz de aceptar la tristeza, la impotencia o los miedos de cada momento y además seguir acercándome a los valores que más me importan.

¿Qué herramientas usar para reforzar nuestro autoestima?

Artículo escrito por: Pedro Urbina