Blue monday

El tercer lunes del año es el conocido como “Blue Monday” o el día más triste del año, según un psicólogo investigador. Este lunes tiene tan mala fama por coincidir con el fin de la Navidad y la vuelta a la rutina del trabajo, además del tiempo invernal, bajas temperaturas y ausencia de luz, haciendo de un momento donde la salud mental puede verse resentida especialmente.

Aunque desde que se aprobó este término ha levantado más de una ceja de escepticismo entre los profesionales de la psicología, ya que parece que no está categorizando nada que no se conociera antes.

¿Por qué es el día más triste del año?

Este día coincide con la cúspide de lo que antes se conocía como “la cuesta de enero” y no es más que una serie de coincidencias un tanto desagradables. Pasamos una temporada típicamente de vacaciones, disfrutamos de más tiempo libre, en compañía de la familia y amigos y de repente volvemos a una rutina de trabajo para la que no hemos descansado lo suficiente. Es un contraste demasiado potente como para hacerse notar a nivel anímico.

Al final se puede entender como un cambio de rutinas como otro cualquiera, pero aun con todo esto, sí que parece tener un efecto en la población desde que se instauró el término ¿Cómo podemos explicar esto?

Las profecías autocumplidas

En psicología conocemos el poder de las expectativas y de lo que llamamos profecías autocumplidas, es decir, cómo la expectativa de que va a pasar algo es capaz de modificar nuestro comportamiento para que, finalmente, pase lo que nos temíamos. Además, este fenómeno está muy incrementado por el poder de las redes sociales y su efecto en la sociedad. Se lanza el mensaje de que es un día triste, vemos a personas en un momento de “depresión postvacacional” y al final acabamos sintiéndonos de la misma forma. Es decir, caemos en el efecto del “Blue Monday” tan solo por saber que puede ocurrir.

¿Cómo nos influye la presión social en nuestros pensamientos?

Cómo combatir la tristeza del Blue Monday

Como de costumbre, no estamos desprotegidos ante estas circunstancias y podemos protegernos de las profecías autocumplidas. En este caso, la prevención juega un papel muy importante. Ya sabemos que enero es un mes de vuelta a la rutina, por lo que intentar (en la medida de lo posible) que el cambio de vacaciones a trabajo no sea tan drástico es uno de los cambios que más vamos a notar a nivel anímico.

Por otro lado, en estas fechas siempre se recomienda la gestión emocional más que el control emocional. Es decir, sabiendo que es inevitable sentir un poco de bajón emocional por el contexto que nos toca en este mes, no es necesario ver este cambio anímico como un problema, ya que intentar evitarlo por completo sin éxito puede llevar a sensaciones de frustración e incertidumbres mucho peores de lo que caracteriza al día más triste del año. En vez de esto, la gestión emocional es nuestra mejor aliada.

No podemos evitar sentirnos tristes o desanimados de vez en cuando, pero además de estas sensaciones es necesario mejorar nuestro contexto todo lo posible, aumentando las actividades de ocio o aquellas que sean relevantes para cada uno. Conseguir planes que nos permitan desconectar de la rutina diaria es uno de los mejores propósitos con el que podemos comenzar este nuevo año.

Artículo escrito por: Pedro Urbina