Las tres mentes

La psicología es una ciencia que se ocupa, entre otras cosas, de intervenir en los desajustes del procesamiento de la información. Cómo procesamos la información diaria se va a ver influido por diferentes factores como la historia y vivencias personales de cada uno o el tipo de personalidad que desarrollamos. Esto acaba haciendo que desarrollemos diferentes mentalidades hacia lo que nos rodea ayudándonos a relativizar los sucesos, perseverar en nuestras acciones o crecer personalmente.

Seguro que todos conocemos a alguien al cual denominamos cabezón/a, a alguien que decimos que es un pasota o a alguien a quien solemos decir que está plenamente en sus cabales. Todo esto son formas someras de identificar como las personas se relacionan con la información disponible en sus cerebros. Es por esto, que hoy hablaremos de los tres tipos de mentes.

Los tres tipos de mentes

Mente rígida

Existen mentes que parecen de piedra: inamovibles, duras o impenetrables. Estas son las mentes rígidas, en las cuales la experiencia y el conocimiento se ha “solidificado” de forma sustancial, en las cuales parece que solo existe una forma de ver o entender la vida y fuera de esa forma todo está mal hecho, mal formulado o todo es moralmente reprobable.

El mecanismo básico de este tipo de mentalidad es la resistencia al cambio de sus comportamientos, creencias u opiniones, aunque la evidencia y los hechos les demuestren que están equivocadas. Esto sucede porque gran parte de su autoestima depende de no salir de su zona segura, ceder la razón a los hechos y la verdad que tienen delante, supone desmontar su seguridad y les hace sentirse vulnerables.

Perfeccionismo: una característica de la rigidez mental.

Suelen usar argumentos simplistas cómo: “si siempre ha sido así será por algo” o “yo a tu edad…”. Este tipo de mentalidad es cómoda para quien la práctica, pues como vemos, en base a ese tipo de argumentación, el esfuerzo que tienen que realizar es poco. Lo que no saben las mentes rígidas es que sus procesos de toma de decisión son totalmente distorsionados, ya que su inflexibilidad les lleva a caer en infinidad de sesgos cognitivos de los cuales no son conscientes. Otro hándicap de la mente rígida, es su peligrosidad, ya que cuando se sienten confrontados con argumentos sólidos, se vuelven irascibles, autoritarios e impositivos. Este tipo de conductas se suelen expresar de forma agresiva, lo que hace que la gente de su alrededor tome cada vez más distancia de ellos.

Las principales consecuencias de este tipo de mente son:

  • Alto nivel de estrés
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Angustia por pérdida de control
  • Malas relaciones interpersonales
  • Dificultad en la toma de decisiones
  • Dificultad a la hora de resolver conflictos
  • Miedo generalizado al cambio y al error
  • Dificultades de crecimiento personal

Mente líquida

Podríamos decir que este tipo de mente es lo contrario a la anterior. Todos conocemos a alguien al que denominamos cómo pasota, alguien que parece que le da todo igual, que se adapta a todo lo que proponen los demás o que nunca pone una pega por nada. Debajo de todo esto suele habitar una mentalidad líquida.

Este tipo de mentalidad puede parecer una buena opción, pero la realidad es que lo que existe detrás es una baja autoestima, problemas para tomar decisiones y de afrontar los conflictos interpersonales, así como problemas para identificarse con ideas sólidas sobre lo que se quiere conseguir u objetivos a cumplir.

En resumen, la mente líquida es una mente indefinida y apática. Es una mente voluble y despersonalizada que no es capaz de reconocerse a sí misma.

Las principales consecuencias de esta mentalidad son:

  • Baja autoestima
  • Problemas en la toma de decisiones
  • Problemas relacionados con sintomatología depresiva
  • Baja percepción de autoeficacia
  • Tendencia a la inhibición emocional
  • Problemas en el desarrollo de la identidad o personalidad

Como influye la baja autoestima y un mal autoconcepto.

Mente flexible

Este tipo de mentalidad sería el término medio entre las dos anteriores, y como afirma el dicho: “en el punto medio está la virtud”. Este tipo de mente es un “cuerpo” modificable. No está fija ni se desliza sin rumbo, sino que posee una dirección renovable y como se sabe los que más lejos llegan son los que mejor se adaptan a las circunstancias.

Este tipo de mentalidad utiliza el pensamiento crítico como guía para su toma de decisiones. Este tipo de pensamientos se basa en buscar en muchas ocasiones la excepción a la regla, ya que la irregularidad e incertidumbre a la que estamos sometidos en nuestra vida, implica contrastar ideas y humanizarlas.

La mentalidad flexible aprende a caminar por el medio y calibrar las exigencias y límites. La mente flexible es capaz de responder y sensibilizarse con otros puntos de vista, sin verse en la obligación de aceptarlos.

Los principales beneficios de esta mentalidad son:

  • Capacidad de análisis crítico
  • Facilidad en la toma de decisiones
  • Toma de decisiones basadas en los intereses o necesidades personales
  • Desarrollo de inteligencia emocional
  • Mejora de la autoestima
  • Práctica de la asertividad
  • Reducción del estrés
  • Mejora en habilidades sociales

Descubre otros beneficios de la flexibilidad mental aquí.

Próximamente hablaremos sobre como deconstruir una mente rígida o líquida para formar una mente flexible.

Artículo escrito por: Sergio Lozano, CIPSIA psicólogos.