Formando una mente flexible

En nuestro anterior artículo Las tres mentes, hablamos sobre cómo influye la experiencia de cada uno y la historia personal, en como cada persona puede percibir una situación de distinta manera. Las tres mentes, hace referencia a la mentalidad rígida, que es aquella que parece inamovible. La mentalidad líquida, aquella que se adapta en exceso a las circunstancias dejándose a sí misma en último lugar de preferencia. Y la mente flexible, aquella que es capaz de aceptar el punto de vista de los demás, pero siempre respetándose y siendo fiel a sus valores o necesidades.

Construyendo una mente flexible

Para construir una mente flexible necesitamos hablar de lo que no beneficia la construcción de esta. Una de los primeros problemas que nos encontramos es el dogmatismo. La gente dogmática tiende a pensar de una forma muy reducida y simplista, basando sus argumentos en tres aspectos claves que lo conforma: (1) egocentrismo (el mundo gira a mi alrededor); (2) arrogancia (lo sé todo); (3) ausencia de autocrítica (nunca me equivoco).

Egocentrismo

El egocentrismo no tiene que ver con el egoísmo. La principal diferencia radica en que el egoísmo es la incapacidad de amar a otros y el egocentrismo ser prisionero de un punto de vista. Es por eso que cuando una mente flexible se “enfrenta” a una rígida manteniéndose firme e un punto de vista opuesto, la mente rígida tiende a contraatacar intentando aplastar a su oponente, pues ceder en su forma de ver las cosas se le hace imposible. Las personas dogmáticas cuentan con un “YO” totalitario que rechaza el resto de formas de entender la realidad.

Lo que se opone al egocentrismo es el descentramiento. Es un tipo de técnica que consiste en intentar ponerse en el lugar del otro, así como estar abierto a entender otras realidades, pues la realidad depende del prisma de cada uno. Esta técnica también facilita la práctica de la empatía.

Arrogancia

En la arrogancia resida gran parte de la frágil autoestima de este tipo de mentalidades. Muchas veces caen en el saber por saber, buscando así un tipo de validación emocional y social basado en sus aptitudes intelectuales. Si se analiza detenidamente, esto es demasiado frágil pues basar gran parte de tu autoestima en llevar la razón, es muy fácil de desmontar. De hecho, los grandes pensadores construyen su sabiduría partiendo de la base de no saber nada. Todo esto acaba por reducirse a una incapacidad de practicar el pensamiento crítico.

Lo contrario a la arrogancia es la humildad, o reconocerse a uno mismo tal y como es, aceptando sus virtudes y defectos. Si el descentramiento nos permite colocarnos en los zapatos de otro, la humildad nos permite aprender de esa persona. La arrogancia solo lleva a evitar el fracaso de no llevar la razón, la humildad nos mueve a tener una actitud de crecimiento ante los problemas.

Ausencia de autocrítica

Para entender este apartado, lo primero es responder a qué es la autocrítica. Supone examinar nuestras propias creencias, valores y comportamientos intentando descubrir lo absurdos y poco beneficiosos que pueden ser algunos de ellos en nuestro día a día para transformarlos. No significa renunciar a nuestras convicciones, sino entender que todo se puede mejorar saliendo de nuestra zona de confort.

La autocrítica en la mente inflexible suele ser muy autodestructiva, ya que al entender la vida en base a bueno/mala o bien/mal, cuando se encuentran con una realidad diferente a la suya que desmonta todos sus argumentos, a la única persona a la que pueden atacar es a sí mismos “si esto que me dicen es verdad, es que yo estaba equivocado y soy mala persona”.

¿Por qué es necesario ejercitar la flexibilidad mental?

Mente flexible

Algunos consejos para practicar la flexibilidad mental:

  • No asumir verdades totalitarias
  • Practicar la autocrítica constructiva
  • Practicar el descentramiento
  • Evitar construir nuestra autoestima en base a las demandas del entorno
  • Salir de la zona de confort

Aprende más sobre flexibilidad cognitiva aquí.

Artículo escrito por: Sergio Lozano, CIPSIA psicólogos.