Miedo al compromiso

Una de las áreas que forman nuestra vida es el área de la pareja, ya que es una parte importante de lo que supone nuestra vida y a la que dedicamos un esfuerzo personal. La pareja reporta muchos beneficios emocionales, pero también pueden suponer complicaciones requiriendo terapia de pareja. Todas las relaciones interpersonales son difíciles ya que supone que ambas personas se adapten la una a la otra, y las relaciones de pareja no son una excepción. Sin embargo, las relaciones de pareja tienen unas complicaciones concretas debido al tipo de relación interpersonal que es. Una de esas complicaciones aparece cuando uno de los miembros de la pareja no quiere asumir el compromiso necesario para una relación de pareja estable. En el artículo de hoy hablaremos sobre el miedo al compromiso.

Miedo al compromiso 

El miedo al compromiso se puede definir como un miedo intenso o temor a mantener una relación sentimental a largo plazo. Esta reacción de miedo o ansiedad se produce cuando la persona siente que su relación se encamina a un compromiso a largo plazo. Esta reacción de ansiedad o miedo hace que la persona tienda a dejar las relaciones en este punto, para evitar alcanzar ese compromiso. Esto no significa, sin embargo, que la persona con miedo al compromiso no tenga sentimientos sinceros por su pareja. En ocasiones parece que estas personas no son capaces de amar a sus parejas por su tendencia a dejar las relaciones cuando se están formalizando. Sin embargo, esta concepción no es real, ya que sí tienen sentimientos por sus parejas pero el miedo al compromiso es el que produce la huida de estas relaciones.

¿Por qué se produce este miedo? 

A la hora de buscar una causa que establezca el porqué del miedo al compromiso, nos encontramos que depende de caso concreto. Sin embargo, aunque depende de cada situación en la mayoría de los casos siempre se encuentra de una forma u otra el miedo a perder nuestra libertad, nuestra independencia, etc. Cuando se empieza un compromiso con una pareja a largo plazo, se teme que esto signifique estar “atado” a esa persona y perder nuestra capacidad de decisión, de realizarnos a nivel individual, etc. También es habitual que detrás del miedo al compromiso se encuentre el miedo a perderse oportunidades y perder la individualidad de la persona. Al estar en pareja, erróneamente miedo al compromisoalgunas personas piensan que se produce una pérdida a nivel personal para darlo a nuestro rol en la pareja, sin embargo estos dos roles se complementan y no tiene por qué implicar ninguna pérdida.

Consecuencias: ¿Que supone para una pareja? 

Cuando uno de los dos miembros de la pareja tiene miedo al compromiso, la relación se puede ver afectada. Como hemos comentado anteriormente en ocasiones se puede confundir el miedo al compromiso como falta de amor hacía la pareja, por lo que cuando una persona empieza a dar síntomas de huir del compromiso y evitar formalizar la relación la pareja puede sentir que empiezan a fallar los sentimientos y a sentirse inseguro en la relación. Cuando esto sucede, la dinámica de la relación cambia y pueden empezar a aparecer discusiones, conflictos y que esto afecte a otras áreas importantes de la relación como el afecto. Si esto continúa así, es posible que el miedo al compromiso se reafirme y se rompa con la relación de pareja.

– Si quieres saber más sobre cómo manejar las discusiones en pareja, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí

¿Cómo se puede trabajar? 

Cuando nos encontramos en esta situación, ya sea por nosotros mismos o porque le pasa a nuestra pareja podemos sentir que la relación está abocada a la ruptura. Sin embargo, se puede conseguir solucionar este miedo y que la relación continúe sin verse perjudicada. Para ello, es necesario que se cuente con la ayuda de un profesional y con la colaboración de la pareja. Uno de los tipos de terapia que mejor funciona es la terapia cognitivo-conductual, cuyo objetivo principal sería trabajar con la reacción de ansiedad y compaginar con la consecución de objetivos y metas personales.

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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán