El poder y la competencia

Éxito profesional

Si realizáramos una encuesta a la población que compone este mundo, muchos de ellos, sobre todo hombres de negocios, contestarían «la lucha por la vida». En parte, puede ser cierto, y en parte podría ser rotundamente falso.

La disputa por la vida es algo que sucede, puede ocurrirnos a cualquiera de nosotros si tenemos mala suerte. Es decir, si nuestro avión se estrella en una isla desierta, no hay más tripulación y la única forma de alimentarnos la tenemos que sacar de los pocos medios que ese ecosistema nos proporciona.

Pero esto no es lo que un hombre de negocios quiere expresar cuando contesta «la lucha por la vida». Su idea está expresada de forma un tanto inexacta. Para entendernos mejor, habría que preguntarle a cuántos hombres conoce en su misma situación personal que hayan muerto de hambre. La gente sabe que un hombre de negocios vive mejor una vez arruinado, en lo referente a comodidades materiales; que una persona que nunca ha llegado a la situación de ser rico para saber lo que es arruinarse. Resumiendo pues, cuando estas personas hablan de «lucha por la vida» se están refiriendo a «lucha por el éxito». La gente no tiene miedo de no poder conseguir el pan del día siguiente, sino de no alcanzar deslumbrar a sus vecinos.

¿En qué se caracterizan estas personas?

Son hombres de poder y de recursos económicos placenteros, quizás incluso con una casa estupenda y unos hijos y una esposa encantadores. Pero participan en una carrera laboral con una única meta, el éxito. La raíz del problema está en la excesiva importancia que se da al éxito competitivo como principal fuente de felicidad. No es posible negar que esta sensación haga más fácil disfrutar la vida. Un escritor, que ha estado oculto durante años de dedicación y esfuerzo, seguramente será más dichoso si se reconoce su talento; ¿pero quién puede reconocerle esto? ¿quizás si es alguien de los que le rodean, de los que de verdad le quieren y confían en él, se sienta más feliz? ¿se sentirá mejor si es su hijo o un periódico nacional?

Tampoco hay que negar que el dinero, hasta un cierto punto, sea muy capaz de aumentar la felicidad; pero sobrepasando ese punto no es probable que lo haga. La clave de la cuestión es que el éxito únicamente puede ser un ingrediente de la «sopa feliz», y saldrá muy cara si para cocinarla sacrificamos el resto de ingredientes.

El problema no engloba simplemente al individuo, ni puede evitarlo una propia persona en su caso aislada. El conflicto nace de la filosofía de vida que todos hemos recibido, en la que nos hemos educado, en la cual la vida es una disputa competitiva, una carrera de coches veloces en la que sólo el vencedor merece respeto. Esta visión de la vida, desgraciadamente conlleva a un ejercicio desmedido de la voluntad, dejando a un lado de la carretera, los sentidos y el intelecto.

¿Qué consecuencias tiene?

La competencia, considerada a veces como algo importante e incluso lo más importante, es algo demasiado triste, duro, es una cuestión de músculos tensos y voluntad rígida. Puede servirnos durante un plazo determinado de tiempo, pero después nos provoca fatiga y nervios. Busquemos antes de que pase esto, hoy mismo, busquemos los placeres, ya que estar centrados únicamente en el logro puede generarnos muchos problemas.

De esta forma y como comentábamos en el a¡párrafo anterior, las personas que están únicamente centradas en conseguir el éxito laboral y no tienen ninguna otra meta u objetivo en la vida pueden desarrollar diferentes problemas. Uno de ellos es la frustración, ya que es imposible que todas las personas consigamos todo lo que nos propongamos e inevitablemente fracasaremos en alguna ocasión. Las personas tan centradas en el logro, vivirán de una forma muy intensa estos fracasos, lo que les provocará una gran frustración. Además, cuando estas personas de manera sistemática no consiguen las metas que se proponen, pueden desarrollar problemas más graves como la depresión, ya que no tendrán recursos para afrontar esta situación, ni cosas positivas en la vida enDisfrutando de aficiones las que apoyarse. Por último, las personas que no tengan habilidades de autocontrol, y ante situaciones adversas u obstáculos a sus metas pueden reaccionar de forma agresiva dificultando sus relaciones son los demás, sus relaciones laborales, etc.

Por ello es de gran importancia aprender a flexibilizar nuestro objetivo, y diversificar las actividades y las metas que nos generan satisfacción. De esta forma seremos capaces de gozar de una vida  y felicidad plena, y sobre todo, de disfrutarla.

Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Alba Ortiz